martes, 9 de febrero de 2010

EL MERCADILLO AMBULANTE


“La profesión masculina más antigua del mundo”

Fenicios, griegos, mayas, chinos, persas, otomanos. Desde los albores de la humanidad, todos los pueblos, utilizaron y utilizan esta básica actividad comercial, la venta directa de artículos de primera necesidad en la calle, a la intemperie, al raso, bajo el mismo sol, transportando sus mercancías de las mas variopintas maneras, a pie, en barca, en bicicleta, carro, motocarro y ya actualmente en remolques o furgones auto-venta.
Adaptados a la intemperie cual especie en extinción, el vendedor ambulante, capea con su mejor sonrisa, cualquier inclemencia meteorológica, hielos, lluvias vientos calor sofocante, ninguna hace mella en su inquebrantable talante de servidor social; cual ave migratoria, acudirá puntual a su cita, a su puesto, a su parada, convirtiendo una gélida calle invernal, en una orgía de voces, risas y colores que por unas horas será lugar de peregrinación del vecindario, sitio de encuentros inesperados y centro de aprovisionamiento para colmar armarios y alacenas.
Hace unos cuantos años, el pregonero anunciaba, precedido por el singular sonido de su corneta, al vendedor ambulante, que traía “exóticos” productos perecederos de allende los mares, sardinas, pescadilla, bacalao y naranjas de la lejana huerta de Valencia; eran otros tiempos, cuando carros y caballerías deambulaban lentamente entre nuestras posadas.
Aunque en este oficio no se exijan títulos ni diplomas, no todos tienen las aptitudes necesarias para desempeñarlo; dominar el galanteo y algo de charlatanería es prácticamente imprescindible; a la voz de “guapa”, “reina”, “cariño”, “princesa”, el vendedor, engatusará a la posible clienta, que atraída por unos precios “made in china”,
acabará extrayendo de su cartera esas pocas monedas, para ese articulo “de primera calidad”, vamos, lo mejor del mercadillo, señora.; eso si, tras un animado regateo.
Nada que ver con esos grandes almacenes, fríos, asépticos, sin sol, siempre a 22 grados, donde los productos nos esperan tristemente expuestos, sin nadie que ensalce sus virtudes, adornados únicamente con un famélico código de barras.
Por el carácter nómada de este oficio, la raza gitana es la mejor adaptada al medio;
la furgoneta a sido la lógica evolución de el desaparecido carro y la mejor herramienta para continuar su trashumancia y su tradicional huida del sedentarismo; su alegría y verborrea, supera en mucho a la de los “payos”, que debemos hacer grandes esfuerzos, para estar a su altura, en tan distinguida actividad.
Alejados de nuevas profesiones sedentarias, vinculadas a la silla, el ordenador y el aire acondicionado, el vendedor del mercadillo, representa el arcaico oficio, del ambulante, libre y autogestionado que con su trabajo, colabora como aglutinante de una cohesión social, en estos tiempos de aislamiento, y que en tiempos de crisis, hoy más que nunca, acerca a los pueblos un abanico de productos y precios, mas asequibles para el ama de casa, que suele ser victima del monopolio y la especulación de las grandes cadenas comerciales.
Mientras la sociedad cambia de manera vertiginosa y la tecnología nos engulle, el vendedor ambulante, ve pasar ante si, civilizaciones, estados y gobiernos, mientras el perseverante y obstinado, aguanta con ilimitada paciencia, los pilares de nuestra inestable cultura.
texto y foto: Jose Luis Rubio

4 comentarios:

Ananda Rubio dijo...

Artículo desde el corazón y la experiencia,...
Palabras cargadas de verdad, que comparto y vivo cada día: levantarse todas las mañanas y aguantar (Qué frío ha hecho hoy, leche!!!) el tiempo y las manías de las clientas es, en cierto modo, un privilegio.
La suerte de ver pasar la vida y de respirar el irrestible ambiente de la calle.
Seguiremos en en camino,...

Jose Luis Rubio dijo...

Ole, ole y ole, el frio es garantia de conservación y larga vida.
Namaste.

Anónimo dijo...

Evidentemente, como usted bien indica,apreciado amigo, los productos que ofrecemos algunos de los ""ambulantes"" continúan siendo "exóticos" en cuanto a su procedencia.
"Allende los mares" hoy día significa..."China".
Creo que menos los productos perecederos todos lo demás proceden de este país y tiempo al tiempo porque a este paso dentro de unos años los mejores jamones ya no serán los de "pata negra" sino los de "pata amarilla".
El año pasado vimos tiendas de jamones y embutido en el centro de Guanzhou.
José Luis me parece genial que una pagina web tan interesante salga de la mano de un "autogestionado".
我期待着您的新文章.
再见.

Jose Luis Rubio dijo...

Gracias descubrevalencia por tu comentario, en un proximo futuro, no solo los productos, seran chinos, incluso nosotros seremos chinos; tras el descenso de la intromision yanqui en nuestra cultura; la oleada de orientalismo superficial, sera dificil de parar.¿Sera el adios al M´donald?
Yo mismo estoy loco por el "suhsi".