LAS PAPILAS

El 2º concurso de guiones jironesdeluz, en esta segunda convocatoria, cuyo plazo de inscripción empezaba el día 5 de Enero del 2012 y finalizaba el día 6, hoy mismo, ha emitido su fallo; el jurado, compuesto por la fantasma de la curva y Arnold Schwarzenegguer, ambos ausentes por motivos justificados, debido, según ellos, al carácter intranscendente de este concurso, han emitido su voto vía video-tertulia, manifestando su imparcialidad y de no estar sometidos bajo ninguna presión mediática, aun así y reconociendo no haberlo leído, han decidido otorgar su primer premio a este genial y único guion participante.

LAS PAPILAS  (la tirania del sabor)

Algunos relevantes investigadores y científicos de pro, defienden la teoría de que nuestra libertad, no lo es tal, sino que estamos manipulados y sometidos a la estricta disciplina de los verdaderos dueños de nuestro organismo, y no es ni más ni menos que sendos organismos microscópicos alojados en nuestro vientre e intestino, a los que denominamos eufemísticamente “flora bacteriana” y que en realidad son los aliens determinantes de todos nuestros actos, vamos, nuestros amos; las bacterias nos rodean, pueden vivir en los lugares más inhóspitos, con o sin oxigeno y soportar temperaturas extremas; para más inri, a las que pululan por nuestro organismo les apodan con nombres terribles como streptococos o staphlococus , la repera.

Aún así, yo creo que estas siniestras bacterias, no son más que asustadas y subordinadas colegialas ante su cruel jefa, las papilas gustativas, autenticas dueñas de todos nuestros movimientos y acciones; de hecho lo segundo que aprendemos de pequeños a decir, después de ajo, es pappil-la o papilla; a partir de ahí nuestra soberanía queda neutralizada y subordinada a ellas; deberemos desplazarnos a largas distancias, pagar precios desmesurados y trabajar como esclavos, para satisfacerlas y colmar todos sus caros antojos y caprichos.

Algunos ya cansados de su dependencia, intentan escaramuzas evasivas; sin ir más lejos y según fuentes bien informadas, el prestigioso gourmet Ferran Adria, se le descubrió camuflado en la trastienda del “Bulli”, ingiriendo a bocados una triste zanahoria, harto de espumas y zarandajas.

Pequeñas, feas y repugnantes, las papilas, son la antesala de nuestra alimentación y los porteros que custodian nuestra subsistencia; podríamos vivir con una dieta buena, bonita y barata, pero ellas eligen lo contrario, mala, cara e ineficaz, infectada de niacinas, emulgentes, conservantes, glutamatos, mejorantes del sabor, sulfitos, espesantes y colorantes artificiales; no son alimentos, pero humm. . ., están tan ricos, además nuestras independientes papilas los aprueban, sin contar con nuestra opinión.

Las papilas gustativas son unos órganos sensoriales existentes en la lengua que permiten percibir los sabores; éstos se dividen en dulce, salado, ácido, amargo y agrio, tenemos unas 10.000. Se pueden observar a simple vista, son una especie de bulbos carnosos de varios milímetros, y la mayoría de ellas contienen unos botones gustativos que tienen unos pelitos microscópicos muy sensibles denominados cilios, que envían información al cerebro sobre el sabor; en esto último es donde se está trabajando para erradicar el hambre en el mundo.

El prestigioso Institute for Papilas Research of Massachusetts, investiga el implante de microchips cerebrales, para adaptar nuestros receptores del sabor a los críticos tiempos que se nos avecinan, con el fin de poder degustar cualquier tipo de alimento independientemente de su sabor; los ensayos, realizados por voluntarios, muy bien pagados, están siendo un éxito; las exclamaciones de, maravilloso, exquisito, excelente, sabrosísimo, son comunes tras la ingesta de croquetas caninas, residuos de contenedores, latas caducadas, comida china, casquería cruda, etc., así como otros “manjares” que el instituto rechaza divulgar.

Podremos por fin olvidarnos de caros vinos, delicatessen y elaborados platos, satisfaciendo nuestro exigente paladar con la finísima expresión de gusto y el delicado sabor retronasal de una pizza congelada, un Ma´c-menú o un duro chusco de la semana anterior.