El resto de los pasajeros duermen, anestesiados por la banda sonora de un vulgar y anticuado film de Bollywood, a todo volumen.
En España sin embargo, nuestros relucientes asépticos y recién lavados coches, circulan con sus finos motores de inyección, tapicería de cuero y aislamiento acústico, por cuidadas carreteras de 4 carriles por sentido de marcha, por lo que no nos queda más remedio que acudir el fin de semana a algún caro parque de atracciones, con montaña rusa, para sentir el riesgo de vivir, que en India es gratis.
Por suerte, gracias a la crisis y a la impermanencia, escucho y veo, los primeros síntomas de un lento e interesante cambio; según las últimas noticias, los actuales planes de crecimiento de infraestructuras viales quedan aparcados y solo hay dinero, por ahora, para mantener lo ya construido; craso error, si dejamos de mantener las actuales carreteras y los hoyos proliferan, el problema del exceso de velocidad, el excesivo consumo de carburante y la elevada tasa de accidentes por somnolencia, se desvanece; nadie podrá correr, por lo que nadie deseará 200 C.V. de potencia en un vehículo incapaz de circular a más de 80 Km./h; con 40 C.V. y un motor de 2 cilindros o eléctrico será suficiente para llegar a todas partes relajadamente y sin sueño; aunque mucho me temo que Repsol y los estresados ejecutivos para los que han construido el AVE y las autovías, no estará de acuerdo, yo seguiré apostando por la “slow road” y dejar de rendir culto a la velocidad.
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