A nivel de vitaminas, el sésamo posee dos del complejo B (B1 o tiamina y B2 o riboflavina), en cantidad mucho más elevada que cualquier otra semilla oleaginosa. También aporta buena cantidad de vitamina E (tocoferol), que es antioxidante y responsable de los siguientes procesos orgánicos: retardar el envejecimiento, reducir la tasa de colesterol, eliminar los metales tóxicos, mantener el tono muscular y nervioso, la fertilidad, la virilidad y el índice de coagulación. Además el sésamo posee vitaminas B3, B5, B6, K, ácido fólico, biotina, inositol y colina.
En minerales es donde el sésamo se destaca, sobre todo por su alto contenido de calcio biodisponible, 670 mg. por 100 gr. de sésamo crudo, superior a cualquier alimento natural, ciertas variedades superan los 1.100mg, contra los 120mg de la leche. Pero la relevancia del sésamo respecto a los lácteos, es que también contenga los minerales necesarios para que ese contenido de calcio pueda ser fácilmente asimilado por el organismo; nos referimos al magnesio, el fósforo, el silicio, el cinc, el cobre y el boro. Además el sésamo posee la mayoría de los demás nutrientes sinérgicos al calcio: ácidos grasos esenciales, vitaminas y aminoácidos. También posee cantidades importantes de potasio, hierro, selenio, yodo y cromo. Es sumamente recomendable en una alimentación vegetariana.
Se recomienda su uso de las semillas trituradas pues la asimilación de los nutrientes es mucho mayor; para ello podemos hacer nuestro propio “gomasio” que no es ni más ni menos que el sésamo crudo, ligeramente tostado en una sartén a fuego muy lento y sin aceite al que añadiremos una cucharada de sal marina, para a continuación triturar con una batidora; lo usaremos en sustitución de la sal.
También encontramos en el mercado aceite de sésamo, al adquirirlo hay que comprobar que sea de extracción mecánica en frio, pues el excesiva temperatura a la que se somete el refinado hacen que carezca de parte de sus múltiples propiedades.
Otra forma de usarlo es el “tahin” o crema de sésamo, que es muy fácil de hacer y mucho mejor y más barata que la versión comercial; para hacerlo, prepararemos el gomasio y sin sacar del vaso de la batidora, añadiremos poco a poco aceite de semillas, bien de girasol o soja y trituramos hasta formar una crema; deliciosa para untar o para preparar el famoso “hummus”.
Hummus, (crema de garbanzos); chafar o batir garbanzos previamente cocidos, a los que añadiremos un buen chorro de aceite de oliva, dos dientes de ajo machacados, tahin al gusto y un chorrito de zumo de limón. Batirlo hasta formar una pasta cremosa.También admite el comino molido, el yogurt para hacerlo más cremoso y se puede decorar con pimentón rojo.
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