martes, 2 de agosto de 2011
DOSDELOCHODELDOSMILONCE
Para hacer una comparación, se exigen dos o más parámetros, para creer que algo es bajito, hay que tener a su lado algo más alto; lo bueno, se contrasta con lo malo (Bin Laden, por ejemplo), incluso sin contar con su opinión; para complicarlo aún más lo dividimos en múltiples categorías, bueno, extrabueno, superbueno, guay, chachi, maravilloso, exquisito, celestial, etc. organizar cada evento en su categoría es un esfuerzo bastante pesado e inútil.
Hoy, no se puede comparar con ningún otro día pasado ni venidero; han existido otros días de características similares y con mucha probabilidad existirán otros en un futuro por lo menos cercano, pero no eran hoy; si, si tenían 24 horas, amanecía por la mañana y se ponía el sol por la tarde, aparentan ser lo mismo pero es un espejismo que solo nuestra mente cree y se recrea en él; ni el sol que apareció ayer es el mismo de hoy ni nosotros lo somos, al menos como organismos vivos.
Nuestros sentidos, son diariamente engañados por “sucesos copia” de anteriores experiencias que vivimos en su momento y parecemos repetir en un incesante “déjá vu” (ya visto); nuestra cómoda mente coloca el piloto automático y nos dice “no te preocupes, esto ya lo has vivido, no te esfuerces por comprenderlo, yo me ocupo de todo” y nos lleva al abismo de la ignorancia, al olvido de que somos seres finitos y enormemente afortunados de nuestra presencia como humanos sobre la tierra. Una oportunidad única para conocernos.
Al igual que “la tormenta perfecta”, hoy es “el día perfecto”, único e inigualable, irrepetible; nada que ver con aquel maravilloso día que te tocó la lotería, ni con el de ese accidente que estuviste tres meses sin poder andar; los dos fueron perfectos, pero tu mente te traicionó de nuevo y no viste la letra pequeña que corregía tu visión desenfocada de los acontecimientos; tus nuevas células de hoy, te exigen mayor consciencia para disfrutar de estas horas que no pasan en vano y te sugieren pases a “alerta roja” tu nivel de atención.
No te fíes de los que como J.M. Serrat dudan pensando si ” hoy puede ser un gran día”; no te quepa la menor duda, hoy es un gran día, sobre todo si tu lo crees, pues de un posible día gris harás uno brillante; nuestra mente aliada con nuestros actos, produce días como el de hoy.
Todo un milagro. ¡Aprovechalo!.
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