miércoles, 20 de julio de 2011
DINERO SAGRADO
En uno de mis viajes a India, tuve la oportunidad de tener una larga conversación con un compañero de trabajo, un vendedor de verduras de un mercadillo, en un pueblo cualquiera; durante la conversación pasaron por su puesto algunos clientes a los que inmediatamente después de cobrarles, se giraba hacia un pequeño altar que tenia con imágenes y flores a su espalda e inclinando su cabeza y juntando sus manos, ofrecía una pequeña `plegaria, antes de guardarse el dinero; me llamó la atención ese pequeño gesto que tenia hacia el dinero, al tomar conciencia de gratitud hacia el comprador y a las posibilidades que ofrecían para su familia aquellos modestos ingresos.
Cuan diferente es nuestra relación con el dinero y la poca conciencia que tenemos al usarlo.
De pequeños nuestras madres nos amenazaban con que venía el “hombre del saco” o el “coco”; estos personajes de la ficción, solían raptar a los niños para sacarles la sangre, “sacasebos” o “sacamentecas” eran otros de sus temibles apodos; hoy en día el “coco” ha quedado obsoleto por la llegada de un ser mucho más voraz y sanguinario que vive de ellos, el popular “comecocos”; sus múltiples y camaleónicos camuflajes hacen que se instale en nuestras mentes por enrevesados recovecos, t.v., prensa, radio y publicidad, son las vías más comunes para su contagio, sus síntomas, el consumo compulsivo y la total irresponsabilidad en el uso del dinero.
Como consumidores, cada acto de entrega de dinero a cambio de bienes o servicios es un acto de profundas consecuencias en relación con la trastienda de nuestra acción; los lamentos sobre los cambios que deberían hacer nuestros dirigentes no nos redime de los nuestros; el boicot a ciertos productos o marcas, causaría muchos más cambios que las grandes manifestaciones y protestas. Nosotros mantenemos los grandes engendros capitalistas, pues detrás de cada gran marca, de cada publicidad, siempre engañosa, hay alguien ya muy rico que quiere serlo mucho más.
Pensemos al hacer tanto la compra de cada día como la excepcional, (coche, vivienda, etc.) quien hay tras esa marca, quien va a ser el beneficiario de nuestro esfuerzo, un pequeño empresario de nuestro entorno, un político socio de una cadena de supermercados o un magnate japonés.
Como dijo Ghandi, “el mundo puede mantener a toda su población, pero no la avaricia de unos pocos”.
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