Salir de un aeropuerto, cruzar el umbral que proteje al viajero y quedar a expensas de ese otro mundo con mil posibilidades por explorar; ese instante de pseudopánico, rodeado de buscavidas que te asedian con sus historias para arrancarte unas rupias; esa sensación similar a cuando en la montaña, helado, cansado y al limite, te preguntas,¿qué coño hago yo aquí?; es para mi la esencia de un viaje, y viajo para sentirlo; un instante de libertad donde la dirección y el tiempo, por una vez no importan, abriendose ante ti, cientos de posibilidades, arropadas por el misterio del destino; y que mejor sitio para ello que la mayor democracia del mundo.
No quiero programas, anticipaciones ni reservas, huyo de los acontecimientos anunciados, deseo que la vida me sorprenda y eso en India es muy facil, casi, casi, irremediable, a no serque te empeñes en lo contrario; se vive al momento, sin proyectos ni elucubraciones de futuro, solo el turista, necesita el control absoluto de su preciado tiempo occidental y al igualque en su pais, aprovecharlo “al máximo”, y ve desde la ventanilla del “car” o “tourist bus”,los corros de nativos sentados en cuclillas, sin mas faena que vivir. ¿Calidad de vida?.
Alguien dijo “En oriente se vive, en occidente se funciona”. Que gran verdad.India es un viaje en el tiempo, una oportunidad única para aparcar nuestra cotidianarutina acelerada y consumista, para fluir por ese Ganges que es el rio de nuestra existencia y descubrir a ese pueblo que sacraliza la vida en todas sus formas, vivas o inertes; nada que ver con nuestro actual desprecio al planeta.
Bajar el status de turista a viajero, es beber en una ancestral cultura que nos enriquece y nos aporta a nuestra ya perdida espiritualidad; la esperanza de una globalización mas social y solidaria.
Autor texto y foto : Jose Luis Rubio (foto: Bangalore/India)
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