Si abrimos una enciclopedia o tratado sobre los animales, encontraremos una clasificación animal al uso, vertebrados o invertebrados; en clases, mamíferos, aves, reptiles, peces o gusanos, y en subclases, herbívoros, carnívoros, acuáticos, insectos, cartilaginosos, primates, etc. lo cual es muy útil para estudiar su comportamiento y características; a pesar de ello y solo a mi entender, hay otra clasificación animal a nivel cotidiano, mucho más sutil y menos reconocida. Nosotros los humanos, nombrados reyes de la creación por la gracia divina o por la humana, disponemos de ellos a nuestra entera conveniencia, relegando su existencia a una mera participación sobre el planeta en un segundo plano, despensa o tienda, donde esperan pacientemente la dictadura de nuestros deseos.
Estos son algunos de los usos a los que los sometemos, sin contar con su aprobación.
COMESTIBLES. El grupo más numeroso, el que nos sirve de alimento; millones de seres vivos que son masacrados a diario en su hábitat o cultivados de forma hacinada y sin escrúpulos porque nuestro selecto paladar no puede prescindir de su excitante sabor, obviando formas de alimentación mucho más racionales y solidarias con el planeta.
SIMPÁTICOS. Nuestras mascotas, seres preciosos y cariñosos que sus formas les salvan de la hoguera, pero no del maltrato y del abandono; animales exóticos o no, arrancados de su hábitat o criados en cautividad, para convivir entre humanos en jaulas, pisos, chalets o peceras, solos y aislados de su grupo; perros, serpientes, iguanas, peces, tortugas y un largo etcétera, sufren nuestra frustración y nuestra soledad incomunicativa, rodeados de millones de nuestra propia especie, que nos llevan la contraria.
CINEGÉTICOS. La caza y la pesca, calificados como “deporte”, un juego a matar donde siempre hay un solo perdedor; si te acercas te mato y si te alejas también, más excitante y desigual el combate, si cabe, con la ayuda de un perro y un arma de fuego; utilizados como diana, sustituyen a las latas de lentejas vacías o a los círculos concéntricos de colores; resultado miles de cadáveres en arcones frigoríficos o expuestos disecados y un satisfecho cazador o pescador, orgulloso de su hazaña.
EXPECTACULARES. En el Zoo y parques, especialistas tras largos estudios, supervisan que no les falte de nada, salvo su libertad; vacunas, comida, compañía, su árbol y su piedra preferidos y unos cuantos metros para poder dar vueltas sobre sí mismos y los niños puedan observarlos e incluso dormir junto a ellos ( tiburones), una experiencia muy didáctica y lucrativa.
CURRANTES. Mulas, elefantes, perros de trineo, bueyes, vacas, gallinas o abejas, continúan con nosotros, gracias a su desinteresada colaboración, proveyendo nuestras despensas de alimentos o transportando y arrastrando cargas o arados.