jueves, 23 de junio de 2011

PORQUÉ TIEMBLA EL FLAN DE HUEVO

1º Premio del 1º concurso de monólogos de “jironesdeluz”


En primera instancia, nuestra inalterable racionalidad, nos llevaría directamente a pensar que tiemblan de pavor, de miedo al verse ante ese enorme ser omnívoro que cucharilla en mano y con restos de paella en la boca, nos mira con ojos lascivos para convertirnos en la antesala de su carajillo.

Nada más lejos de la realidad; si miramos con más detenimiento, nos daremos cuenta de que en realidad no tiembla, si no que se balancea, hinchado de orgullo; ello es fácilmente demostrable pues su movimiento no varía por las condiciones atmosféricas; haga frio o calor su movimiento perdura, incluso sometiéndolo a las extremas condiciones de un congelador, el seguirá moviéndose; de hecho la famosa frase “y sin embargo se mueve” de Galileo Galilei, atribuida al movimiento terrestre, en realidad estaba dedicada a un flan.

En su disparatada ignorancia se ve a sí mismo como el centro del su universo conocido, el culmen de la creación culinaria y para ello expone mil razones; sus tres principales, ancestrales y básicos ingredientes; la leche, la cual ha alimentado a la humanidad desde tiempos ignotos; el huevo (o la gallina), tanto monta, monta tanto, cuya aparición se remonta a la noche de los tiempos y el blanco azúcar, el maná de nuestros días.

A ello une su omnipresencia en las mesas españolas, tanto en hogares como en restaurantes , en las que supera por goleada a sus rivales; a la blanca y desangelada cuajada, siempre huérfana de miel; a las natillas que avergonzadas, ocultan su trasnochado corazón de galleta barata; el yogurt, que aunque de colores “pastel”, su sabor sea de saborizante autorizado; al helado, difícil de comer en su propio caparazón de plástico , con una demasiado endeble cucharilla y la fruta del tiempo, que más parece un adorno de cera por las jornadas que permanece inmutable sin que nadie la consuma.

El flan de huevo, no el del envase plástico con tetilla inferior que siempre se rompe sin lograr su extracción sobre el platillo, obligándonos a consumirlo en su propio envase, privándonos de la magnificencia de ver al retirar poco a poco el envase, ese fenomenal cuerpo troncocónico de irisados colores, para derramarse sobre él un sabroso manto del azúcar caramelizado; si no al flan casero, el de la abuela, el fetén, con sus poros y canalillos laterales, simulando columnas jónicas. Un buen flan, ha de ser cremoso, terso y resbaladizo hasta tal punto que sea cuasi imposible colocar sobre la cucharilla ese último resto que tras recorrer todo el plato, le obligaremos a “subir”, comprobando que nuestra acción queda inadvertida a la concurrencia, con una ligera ayuda de nuestros dedos.

En los supermercados y bares con menú del día acostumbran a trivializar su sabor, con atrevidas mezclas de dudoso valor alimenticio como el de sabor a chocolate, vainilla, café, manzana, etc.; para más inri, en bodas y bautizos se le suele flan-quear con sendos trozos de piña y melocotón de lata y helado, degradándolo más si cabe con el pomposo nombre de “pijama”.

En fin el flan de huevo, sigue creyendo en si mismo y mira al futuro con esperanza. De hecho recientes investigaciones de el “Earthquake Research Institute at the University of Tokyo”, está ensayando con éxito la detección precoz de terremotos y tsunamis, con un simple flan de huevo. A su vez se cree que si los avances tecnológicos lo permiten, llegará a convertirse en una nueva y sabrosa silicona con la que realizar implantes mamarios y poder perdurar por más largos periodos de tiempo en el organismo de los seres humanos, que en el fondo es el sueño frustrado de todo flan que se precie.

Buen Provecho

viernes, 17 de junio de 2011

ELOGIO DE LA VAGANCIA

Vago: gandul, perezoso, holgazán, dejado, ocioso, haragán, remolón, zángano, etc.

Vago: vacio, desocupado, indeterminado, abstracto, neutro, absoluto.

Siempre he pensado que algún antepasado mío debió de ser de sangre azul, por la palpable animadversión que siento hacia el trabajo y creo que represento en esta idea a la mayoría de ciudadanos de los llamados países del primer mundo; trabajar para vivir o vivir para trabajar, no parecen las dos únicas alternativas, quizás la más saludable seria solamente “vivir”, en ello se incluiría alguna actividad física, lógica y saludable, pero nada que ver con el “trabajo”, propio de siervos o esclavos.

Trabajo: esfuerzo hecho por los seres humanos, con la finalidad de producir “riqueza”.

Esclavitud: trabajo forzoso, donde un hombre domina a otro y le impide tomar decisiones en libertad.

Según estos conceptos, no parece ni humano ni saludable el trabajar, ni mucho menos cuando el concepto de “riqueza” es tan vulnerable y cambiante; pensemos en solo 50 años atrás, el concepto de riqueza de nuestros abuelos, en un magnate árabe o en el de un desahuciado de Haití; en nada se parecen, a excepción de que todos ellos son deseos, unos más acuciantes que otros, pero deseos.

Ser un vago, no es tarea fácil y conlleva años de entrenamiento; no un vago de sofá y tele, sino un vago integral, parada total de oído , olfato , gusto, extremidades , ojo (un amigo mío lo tiene pero no es suficiente); la contemplación en suma. Intenta por unas horas estar quieto, parado, sin radio, sin t.v., sin hablar, sin escuchar, sin moverte. . . .sin pensar.; no es nada fácil. No hace falta militar en ninguna orden ni adoptar posturas raras; simplemente tumbado a la sombra de un pino, aislado del mundo y a la vez fundido con él, una charla de tú a tú con el universo, con la creación que es la única que te comprende, pues estáis hechos de la misma materia, ausencia, absoluta y vaga. Terapia mano de santo oiga.

Todavía en nuestros pueblos más aislados quedan ilustres ejemplos de un buen holgazán de los que tomar ejemplo; boina calada, garrote en mano y cabeza gacha, son los signos que delatan al spanish yogui en meditación profunda; ausentes del mundanal ruido, viajando por universos paralelos; lo mejor es que no hay edad para hacer el gandul, puede practicarse en cualquier sitio y está permitido por la ley; solo necesitas silencio y perseverancia; los beneficios serán de incalculable valor para ti, (algo menos para Hacienda).

En la India los vagabundos son venerados y respetados por la población, como renunciantes de la vida mundana, los sadhu deambulan por las ciudades o los bosques en búsqueda de la liberación.

Vagabundo: Que va de un lugar a otro sin un fin determinado. Errante ¿No os parece la definición perfecta para nuestras vidas?

Abandónate, siéntate sin ningún propósito, sin ningún esfuerzo; se vago, se feliz, se tu mismo. Dicen los que viven de nosotros que el mundo se pararía y seguramente así seria “su mundo”.
 ¿Probamos?

lunes, 6 de junio de 2011

BACTERIA MUTANTE


Anda un gran número de sesudos científicos a la caza de la bacteria que está provocando un gran revuelo en Alemania, atribuido en primera instancia a los pepinos españoles y en segunda a una bacteria mutante de desconocido origen y que parece ser que se propagó en un lujoso restaurante de reluciente y aséptica cocina, así como una brillante e inmaculada cristalería.

Una vez más, se les escapa a los dirigentes sanitarios, un cabo de su supuestamente bien atado sistema de control sanitario; les ha salido una bacteria rebelde, una chica mala que ha puesto patas arriba toda su parafernalia de instrumentos para combatir el peligroso organismo invasor.

Exhaustivos controles sanitarios, ambientes extra limpios, guantes, gorros y mascarillas no han podido cortar el paso de este escurridizo y nuevo adversario que se transforma cual virus de la gripe en un enmascarado rival.

Quizá ese rival no sea tan potente y malvado como lo pintan y más bien seamos nosotros quienes no estemos preparados para esta desigual lucha; en los últimos tiempos nuestra capacidad de defensa (sistema inmunitario) está dando síntomas de agotamiento; demasiados antibióticos, demasiado stress, contaminación, química en la alimentación, etc. debilitan nuestro organismo que incapaz de enfrentarse con grandes retos, delega en la farmacia su mayor poder de persuasión.

Nuestros abuelos, al igual como en países del tercer mundo, el contacto con la suciedad, andar descalzos, el uso menos frecuente de jabones y hasta la no proliferación de vacunas, inmunizaban y creaban la necesidad de un organismo en perenne alerta contra intrusos. Nosotros utilizamos la estrategia del alejamiento, poniendo distancia con jabones , detergentes, colonias, cremas, desodorantes, lejías, ambientadores, etc.; nuestros niños habitan en una burbuja aislada de un medio natural, ayudados por estufas y aires acondicionados, sin posibilidad de desarrollar el potencial que nuestro organismo tiene para estas nuevas bacterias mutantes.

Añoro los puestos de comida ambulante en india que comí con total confianza, descalzo y con las manos; recelo de los restaurantes relucientes, de camarero con pajarita y mesas con olor a Mr. Propper; suele haber una relación inversa entre calidad y presentación; la tortilla de la abuela, sería otra cosa en un local VIP.