jueves, 27 de octubre de 2011

TECNICA PARA MEDITAR

Por Gustavo Estrada Hurtado


¿Por qué la denominada meditación de consciencia plena (mindfulness meditation, en inglés), una técnica desarrollada por el Buda hace veinticinco siglos, está ahora convirtiéndose en la favorita de los meditadores de occidente? ¿Por qué esta misma técnica también es el foco de atención de prestigiosos centros de investigación neurológica? Las respuestas son inmediatas: Por su sencillez y porque está conduciendo a resultados promisorios en el tratamiento de problemas de ansiedad, depresión, estrés, fobias y adicciones, tan comunes en el mundo moderno

La filosofía y los métodos de la meditación de consciencia plena resultan particularmente atractivos al pragmatismo y el escepticismo occidentales que no le comen cuento a los rituales y los misterios inherentes a muchas otras modalidades de meditación. Hay tres características de esta “novedosa” milenaria técnica que vale la pena resaltar: La simplicidad de sus ayudas para concentrar la atención, el reconocimiento de la meditación en todas sus formas como un fenómeno cerebral ajeno a cualquier experiencia ultramundana, y el predominio de la armonía interior y el bienestar como expectativas indirectas de la práctica.

Comencemos por la simplicidad. Meditar es aquietar el cuerpo y la mente. La quietud física, la parte sencilla, requiere únicamente sentarse en una posición cómoda. El apaciguamiento de las divagaciones permanentes, la parte complicada, se logra mediante ayudas mentales en las cuales el meditador focaliza su atención durante la práctica. Las reglas son elementales; su destreza demanda mucha disciplina.

La variedad de las ayudas que los gurúes se han ingeniado a través del tiempo (mantras, cánticos, música de fondo, sonidos, rosarios, figuras, rituales, colores, llamas, inciensos…) es tan grande como la confusión que con ellos han generado en los principiantes. Cada nueva secta define sus propias ayudas, le asigna un nuevo nombre a la técnica (generalmente en un idioma oriental) y publica varios libros. La meditación de consciencia plena, en cambio, focaliza la atención exclusivamente en eventos corporales y, más específicamente, en la observación desprevenida e imparcial de la respiración y las sensaciones.

El segundo punto es el carácter terrenal de la meditación de consciencia plena. El practicante no busca contactos con planos metafísicos, no necesita divagar acerca de ángeles, dioses o profetas, y no requiere de guías iniciados que le apoyen en su práctica. Las experiencias mentales —las percepciones, las emociones y los sentimientos— ocurren, como bien lo saben los neurólogos, en el cerebro del meditador. Este reconocimiento, este aterrizaje de la meditación, ha desplazado su estudio del dominio de las especulaciones esotéricas y las teorías ocultas hacia el territorio de las ciencias cognitivas y la investigación científica.

Por último, los beneficios físicos y mentales —el bienestar corporal y la armonía interior— que resultan de la meditación de consciencia plena son indirectos; estos beneficios no se persiguen, ellos ocurren. De esta forma, el afán de reproducir experiencias ajenas —la mejoría que alguien más tuvo— desaparece. La observación de los movimientos de la respiración y de las sensaciones se vuelve el propósito central de la práctica. Así se aplaca la mente y esto ya es un logro; el bienestar físico y la armonía interior son subproductos del ejercicio.

Lo que pasa en nuestro cerebro mientras meditamos y la ubicación de las áreas en las cuales aumenta o disminuye la actividad neuronal —el qué y el dónde del asunto— están cada vez más claros, gracias a las modernas tecnologías de imágenes computarizadas. Las explicaciones del funcionamiento ¬—el cómo y el porqu鬗 aún se desconocen.

Yo he desarrollado mi propia teoría (que anda en busca de patrocinador académico): La meditación de consciencia plena es un ejercicio intensivo de los circuitos inhibitorios de nuestro sistema nervioso. Al igual que cualquier función del organismo, las neuronas inhibitorias se debilitan por falta de uso o por uso indebido; la meditación disciplinada restablece y fortalece sus capacidades deterioradas de inhibición.

La verdad, dice la filosofía pragmática, es lo que produce resultados positivos así no se comprendan sus mecanismos. Debemos ser pragmáticos con relación a la meditación de consciencia plena y no necesitamos esperar las respuestas de las universidades para comenzar a disfrutar de los beneficios que resultan de su práctica.

Copiado con el beneplácito del autor.

Gustavo Estrada, consultor empresarial, escritor y autor de Hacia el Buda desde el occidente, es ingeniero químico de la Universidad Nacional de Bogotá (Colombia) y de la Universidad Chalmers de Gotemburgo (Suecia). Adicionalmente Gustavo es estudioso de filosofía oriental y ciencias evolutivas así como practicante de yoga, de meditación y de las Enseñanzas del Buda. Aunque ha asistido a numerosos seminarios y retiros, Gustavo carece de algunos atributos que son comunes en el currículo de los orientalistas —no pertenece a ninguna tradición budista, no tiene un maestro espiritual, no se ha recluido en ningún monasterio, no ha sido rebautizado en los idiomas sagrados y nunca estuvo en Asia.

lunes, 24 de octubre de 2011

ANONIMOS SIN FRONTERAS


No todas las O.N.G.`s andan en entredicho, pero las suficientes para cuestionarse si vale la pena utilizar una vía más directa y efectiva, tanto a nivel práctico como sentimental; la burocracia y gastos de administración de algunas es enorme y un alto porcentaje de nuestras aportaciones puede quedarse en el camino, engordando oficinistas , compañías telefónicas e intermediarios; hoy podemos desplazarnos a cualquier parte del globo por un módico precio, si actuamos con algo de astucia y sentido común; nuestras vacaciones pueden ser solidarias sin que por ello debamos renunciar a nada; además las hará más interesantes y sentiremos el control de nuestros movimientos sin ser manipulados por agencias vendidas a comercios y hoteles.

El primer paso es decidir la autosuficiencia y abandonar la protección de un guía, circuito o agencia; planear meses antes el recorrido, las visitas, etc., disfrutando mucho antes de su realización, con la preparación; para lo cual leeremos y recogeremos experiencias de otros viajeros; muchos opinamos que este viaje imaginario, es indispensable y le damos tanta importancia como al viaje físico en sí.

Después deberemos evitar el lastre de nuestros sentimientos de miedo que nos confunden y relegan a una situación de discapacitados ante cualquier circunstancia o contratiempo que nos ocurra; no obstante debemos de ser precavidos con las medidas de higiene y salud, nuestro organismo debe de poco a poco habituarse al nuevo entorno.

Pueden y deben ocurrirnos “cosas raras”, estamos en otro país con otra mentalidad que deberemos adoptar por unos días para “conocerlos”; por otro lado para que no nos ocurra nada “especial”, no vale la pena salir de casa; deberíamos olvidar nuestras opiniones y criticas, dejarnos llevar por las circunstancias, vivir las experiencias que nos toquen relajadamente, relegando el análisis racional y la inútil crítica para la vuelta a casa.

Un par de nociones para viajar por India a tu aire:

No contratar hoteles por Internet, los precios se duplican; ver varios hoteles y habitaciones, antes de hospedarse, (hay muchísima oferta). Generalmente los caros suelen ser mucho peores.

Para viajar nada de taxis ni agencias, vendidas a tiendas y hoteles sucios y caros; el tren y los autobuses son parte muy importante de la experiencia India.

Hay bastante O.N.G.´s por India y Nepal que se pueden visitar y ayudar, pero a vuestro paso encontrareis familias necesitadas a las que unas rupias les ayudarán a sobrevivir.

Viaje por agencia: 7 dias 1.400 €.

A tu aire: Vuelo i/v 400 € + 15 días x 15 €/día = 625 €

Una apreciable diferencia, con la que intentar paliar el hambre y la miseria en el mundo.

domingo, 16 de octubre de 2011

ANSIOLITICOS


“Ciertos medicamentos con receta se han convertido en una de las principales causas de ingreso hospitalario y muerte”. A esta conclusión llega el equipo investigador coordinado por el Dr. Coben, en un reciente estudio sobre los ingresos hospitalarios debidos a intoxicaciones de tipo farmacológico en Estados Unidos. Entre estos fármacos recetados por facultativos, destacan las intoxicaciones por benzodiacepinas, que se incrementaron un 65% entre 1999 y 2006. Este incremento duplicó las intoxicaciones por cualquier otra sustancia, ilegal o no.


Las benzodiacepinas son sustancias farmacológicas de uso legal, utilizadas habitualmente para el tratamiento de los trastornos por ansiedad, si bien tienen otros usos autorizados, como el antiepiléptico, la inducción del sueño o la relajación muscular. Su efecto es muy similar al del alcohol, puesto que actúan en receptores cerebrales similares. De los fármacos incluidos en este grupo, sólo dos (diacepam y loracepam) están incluidos en el listado de Medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud. Su uso se asocia a una inquietante tendencia a producir tolerancia (disminución del efecto terapéutico para la misma dosis) y dependencia (dificultad para abandonar el tratamiento, una vez superada la situación médica que indicó su uso), por lo que la mayoría de los protocolos médicos limitan la duración máxima de los tratamientos a unas 4 semanas.

El consumo de benzodiacepinas se ha ido incrementando de manera constante en los países industrializados. En España, durante el 2009, el gasto farmacéutico de este grupo terapéutico supuso casi el 1% del total, y se consumieron más de 46 millones de envases (un 2,25% más que el año previo), el equivalente a que cada español (incluyendo los niños y bebés) consumiera un mes al año dichas sustancias. La distribución del consumo, sin embargo, no es tan homogénea: los estudios de prevalencia demuestran que son las mujeres, y en especial las de mayor edad, las que más las utilizan, solas o combinadas con antidepresivos. Además, los períodos de consumo exceden en mucho el año de duración, acercando su uso más a la adicción que a la utilización terapéutica.

La ansiedad surge como un desequilibro entre los problemas que tenemos que afrontar, y nuestra percepción (real o no, pero plenamente interiorizada) de nuestras propios recursos y capacidades para solucionarlos. En ese equilibrio entran en juego factores dependientes del individuo que se agobia (genética, susceptibilidad, carácter, historia personal...), del ambiente en el que se mueve, y de la sociedad en la que vive. Con estos elementos, cada individuo evalúa, expresa y vive de manera única las experiencias vitales. Cuando la reacción individual no es equilibrada, y el estímulo estresante nos supera, aparece el estrés, el agobio, el miedo, la ansiedad, la dificultad para dormir, para olvidar, para escapar.

La respuesta de ansiedad no es nueva; forma parte de nuestra especie, y en condiciones normales motiva al individuo a realizar sus funciones y a enfrentarse a situaciones nuevas. Lo que sí parece característico de nuestro tiempo es la frecuencia con que se torna patológica, de que los estímulos sean más intensos, o de que nuestras defensas sean más débiles. Si queremos buscar responsables de este aumento de los trastornos ansiosos, y asumiendo que la genética individual no es muy diferente hoy de la que había hace 100 años, tendremos que concluir que la sociedad y el ambiente son ansiógenos, insanos.

Hemos perdido redes sociales que amortigüen los golpes, hemos perdido hombros en los que llorar, y oídos que nos escuchen. Parecen fuera de lugar abrazos en los que acogernos. Hemos sustituido la conversación junto a la lumbre por la pastilla para dormir, y la callada reflexión del pastor ante la abrumadora naturaleza por el gimnasio y el centro comercial.

Cabe preguntarse cuán libres queremos volver a ser, cuán dueños de nuestro destino y a quién queremos ceder el control de nuestras emociones y la solución de nuestros conflictos: si a los amigos y familiares que elijamos, o a pastillas milagrosas que borrarán unas horas nuestra necesidad de acción ante los problemas, aunque no los solucionen, nos consuelen ni nos aconsejen. Ciertamente, no somos tan racionales como nos gustaría ser, ni los albedríos tan libres como nos gustaría proclamar. Pero tampoco es tan grande la influencia ambiental como para que no pueda ser modulada por nuestras decisiones. Es ese plus de humanidad que transforma la convivencia.

-Por Teodoro J. Martínez - Doctor en Medicina pediátrica

viernes, 14 de octubre de 2011

MOSTO DE UVA "BOBAL"

Estamos en plena vendimia y por todos lados nos ofrecen grandes uvas, llamadas de mesa, de arrogante presencia, enormes granos inmaculados y brillantes, llegados de allende los mares y de perenne presencia en los comercios, cuyo aspecto generalmente es conseguido a base de regadíos y fertilizantes.

Aunque nuestra variedad “bobal” de secano, está siendo relegada por otras de mayor presencia en el mercado, las “merlot”, ”cavernet”, etc. Todavía en las bodegas de nuestros pueblos podemos encontrar vino de esta variedad autóctona y mucho más rica en nutrientes, bien conocidos por la industria farmacéutica que utiliza las rojas hojas de nuestras vides.

Los saludables beneficios de la uva derivan tanto de sus componentes nutritivos como de otra serie de sustancias. Se trata de los compuestos fenólicos, abundantes en las uvas y responsables de su color y sabor, tales como antocianos, taninos y flavonoides, todos ellos con potente acción antioxidante. Los antocianos son los pigmentos responsables del color de las uvas negras y están ausentes en las variedades blancas. Dentro de los flavonoides, el resveratrol es el más reconocido. Está presente sobre todo en la piel de la uva negra y tiene propiedades antifúngicas, es decir, impide el crecimiento de hongos en las uvas. Los últimos estudios científicos han mostrado su eficacia al inhibir o bloquear el crecimiento tumoral, por tanto se recomienda el consumo habitual de uva en caso de cáncer y si se presentan factores de riesgo; por otra parte la uva también favorece el buen estado de las arterias y del corazón. A los beneficios de las sustancias antioxidantes, se suma el aporte en potasio y magnesio, minerales que intervienen en la contracción de los músculos y del corazón. Debido a su particular composición, tiene un efecto diurético beneficioso en caso de hiperuricemia o gota y litiasis renal (favorece la eliminación de ácido úrico y sus sales), hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a retención de líquidos. Por la riqueza en azúcares de las uvas, las personas con diabetes y exceso de peso pueden tomarlas pero controlando la cantidad.

Recuerdo cuando en nuestras casas se consumía esta uva de postre y se conservaba hasta diciembre colgada en el “terrao”, atada con esparto a horcajadas sobre una “lata” de pino, hoy esta relegada a su consumo únicamente en forma de vino, pero sus beneficios están a nuestro alcance, no solo comiéndola, que es un poco tedioso,si no en forma de riquísimo mosto recién exprimido; nada que ver con los brebajes líquidos de los comercios.

Yo cada día me preparo un vaso de la siguiente manera (heredada de mi padre); desgrano un par de uvas sobre una cazuela o recipiente de fondo plano; lavo los granos y los voy estrujando-chafando con un bote de cristal vacio contra el fondo; añado un poco de agua, (puro está demasiado dulce) y lo cuelo con un colador metálico apretando con los dedos para sacar el máximo de mosto. Yo utilizo la “bobal”, pero podéis usar cualquier otra, siempre que sea negra o roja.

Son cinco minutos de preparación, el color podéis verlo en la foto, el sabor . . . . .?.

miércoles, 12 de octubre de 2011

EL TERCER POLO


Cuando, temprano en la mañana, me siento en el pequeño prado frente a mi ermita que yace sobre una tranquila colina, a dos horas de Katmandú, en Nepal, mis ojos captan cientos de kilómetros de altos picos del Himalaya brillando con el sol naciente. La serenidad de los paisajes se mezclan naturalmente y de manera perfecta con la paz interior. Es en verdad un largo camino desde la vida de ciudad frenética que una vez viví.


Pero la paz que conozco ahora no es un escape del mundo que yace allá abajo o de la ciencia que una vez estudié. Trabajo con los problemas más complejos del mundo real en 30 clínicas y escuelas que Karuna-Shechen, la organización que fundé con algunos amigos y benefactores dedicados, que operan en el Tíbet, Nepal y la India. Y ahora, después de 40 años entre estas majestuosas montañas, me he vuelto muy consciente de los estragos del cambio climático en el Himalaya y en la meseta tibetana. Desde donde me encuentro en mi pequeño prado, es muy triste ser testigo de cómo los picos del Himalaya se vuelven cada vez más y más grises a medida que los glaciares se derriten y la nieve desaparece.

El debate sobre el cambio climático es principalmente dirigido por personas que viven en las ciudades, donde todo es artificial. Ellos en realidad no experimentan los cambios que están teniendo lugar en el mundo real. La gran mayoría de los tibetanos, nepaleses y butaneses que viven a ambos lados de la cordillera del Himalaya nunca han oído hablar del calentamiento global, ya que tienen poco o ningún acceso a los medios de comunicación. Sin embargo, todos ellos dicen que el hielo de lagos y ríos ya no tiene el grosor de antes, que las temperaturas invernales son cada vez más cálidas y que los brotes de primavera llegan cada vez más temprano. Lo que puede que no sepan es que éstos son síntomas de peligros mucho mayores.

En el hermoso reino de Bután, donde pasé nueve años, investigaciones recientes realizadas por el único especialista en glaciares del país, Kharma Thoeb, han demostrado que una presa de morrena (sedimento depositado directamente por un glaciar) natural que separa dos lagos glaciales en la zona de Lunana, tiene hoy en día tan sólo 31 metros de profundidad, en comparación con los 74 metros que tenía en 2003. Si esta pared cede, unos 53 millones de metros cúbicos de agua se precipitarán hacia el valle de Punakha y Wangdi, causando una gran cantidad de daño así como pérdida de vidas. Hay un total de 400 lagos glaciales en Nepal y Bután que pueden romper sus diques naturales e inundar áreas pobladas en las partes más bajas de los valles. Si estas inundaciones ocurren, los glaciares se reducirán cada vez más. Esto causará sequía, ya que los arroyos y los ríos no serán alimentados por el deshielo.

Climatólogos chinos han llamado a los glaciares del Himalaya y a las otras montañas importantes situadas en la meseta tibetana, el ‘tercer polo’ de nuestro enfermo planeta. Hay 40,000 glaciares, grandes y pequeños, en la meseta tibetana y esta área se está derritiendo a una tasa tres a cuatro veces más rápida que los polos Norte y Sur. El deshielo es especialmente rápido en el Himalaya causado por la contaminación que se deposita sobre la nieve y oscurece a los glaciares, lo que los hace que absorban más luz.

Mathieu Ricard

Traducido de The New York Times
23 de junio de 2011