miércoles, 14 de septiembre de 2011

COMO UNA OLA . . . .


Ni nacimiento ni muerte; Si miramos el mar pensaremos con toda lógica que las olas tienen nacimiento al elevarse y muerte al descender; el budismo se caracteriza por un análisis más concienzudo de la situación, una consciencia más ecuánime; para que una ola se eleve, necesita una fuerza o energía que la impulse; si anteriormente de ese supuesto nacimiento de la ola existía tal fuerza, ese nacimiento no sería tal sino una continuidad, cuando la ola se desvanece no se termina, solo delega esa energía en la siguiente.


Al igual en la vida humana debemos desligarnos de las palabras “nacimiento” y “muerte”, pues ellas tienden a confundirnos, al pensar que de la nada se crea “algo” que después repentinamente se extingue, a todas luces erróneo; si nos liberamos de estas dos inadecuadas palabras, podremos atisbar su realidad y ver que son tan solo una apariencia. No existimos cuando nuestra madre da a luz, ni tan siquiera cuando queda embarazada; ya existíamos en nuestra madre, en nuestro padre, en nuestros abuelos, etc.; somos una continuación, una ola anterior es necesaria para nuestra aparición y continuara tras nuestro aparente final.

Somos como el rio en la superficie de la tierra que es una continuación de la nube en el cielo; una nube no surge de la nada, necesita el océano y el calor del sol, no puede morir, solo transmutarse en lluvia, nieve o hielo, pero no podremos destruirla. La naturaleza de la nube como la nuestra no puede convertirse en nada, no está sujeta al ciclo nacimiento-muerte; la nube, como nosotros, continuará manifestándose de otras formas, aunque no logremos entenderlo.

Ante un acontecimiento de dolor provocado por la “muerte” de algún ser querido, podemos mirar con la visión profunda de Buda, concentrándonos y reconociéndola bajo otras formas; no lloremos porque nuestra querida nube no esté sobre nuestro cielo, quizás la tengamos mucho más cerca y nos esté empapando en forma de lluvia o en el té que nos tomamos; si la escuchamos detenidamente oiremos que nos dice “Cariño, estoy aquí, junto a ti, bajo esta nueva apariencia y permaneceré eternamente”.

¿Cuándo nació la ola, la lluvia, el mar, nosotros? . No nacieron nunca, ni podrán morir.

Somos continuidad en constante impermanencia.

OM MANI PADME HUM

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